La autoestima es tu más preciado tesoro. No lo dudes. Y es así porque en tu vida ningún concepto es más importante que el que tengas de ti mismo.

Las creencias que tenemos acerca de nosotros mismos, aquellas cualidades, capacidades, modos de sentir o de pensar que nos atribuimos, conforman nuestra imagen personal o autoimagen.

La autoestima es la valoración que hacemos de nosotros mismos sobre la base de las sensaciones y experiencias que hemos ido incorporando a lo largo de la vida. Nos sentimos listos o tontos, capaces o incapaces, nos gustamos o no.

 

La autoestima: tu más preciado tesoro

Esta autovaloración es muy importante, dado que de ella dependen en gran parte la realización de nuestro potencial personal y nuestros logros en la vida. De este modo, las personas que se sienten bien consigo mismas, que tienen una buena autoestima, son capaces de enfrentarse y resolver retos y asumir responsabilidades que la vida plantea. Por el contrario, los que tienen una autoestima baja suelen autolimitarse y fracasar.

La autoestima positiva constituye una condición básica para la estabilidad emocional, el equilibrio personal y, en última instancia, la salud mental del ser humano. Por el contrario una autoestima negativa es fuente permanente de dolor e infelicidad, siendo una característica sistemáticamente asociada a una gran parte de la psicopatología, en especial a los trastornos de ansiedad y depresivos.

Pensamientos característicos de la baja autoestima

Las personas con baja autoestima tienen una visión muy distorsionada de lo que son realmente. Al mismo tiempo, estas personas mantienen unas exigencias extraordinariamente perfeccionistas sobre lo que deberían ser o lograr.

La persona con baja autoestima mantiene un diálogo consigo misma que incluye pensamientos como:

  • Sobregeneralización: Al fracasar una sola vez, en algo concreto lo generalizan e interiorizan como que fracasarán siempre y en distintos ámbitos: ¡Todo me sale mal!
  • Designación global: Se utilizan términos peyorativos para describirse a uno mismo, en vez de describir el error concretando el momento temporal en que sucedió: ¡Que torpe (soy)!
  • Pensamiento polarizado: Pensamiento de todo o nada. Se llevan las cosas a sus extremos. Es blanco o negro. Estás conmigo o contra mí. Lo hago bien o mal. O es perfecto o no vale.
  • Autoacusación: Uno se encuentra culpable de todo. ¡Tengo yo la culpa! ¡Tendría que haberme dado cuenta!
  • Personalización: Suponemos que todo tiene que ver con nosotros y nos comparamos negativamente con todos los demás. Tiene mala cara, ¿qué le habré hecho?
  • Lectura del pensamiento: supones que no le interesas a los demás, que no les gustas, crees que piensan mal de ti…sin evidencia real de ello.
  • Falacias de control: Sientes que tienes una responsabilidad total con todo y con todos, o bien sientes que no tienes control sobre nada, que eres una víctima desamparada.
  • Razonamiento emocional: Si lo siento así es verdad. Nos sentimos solos, sin amigos y creemos que este sentimiento refleja la realidad sin parar a contrastarlo con otros momentos y experiencias.

Aparición de una baja autoestima en niños

Los estudios de niños pequeños muestran que el estilo de crianza de los padres, durante los tres o cuatro primeros años determina la cantidad de autoestima inicial del menor.

En numerosas ocasiones los niños que vienen a consulta no son más que un reflejo de los miedos y frustraciones de sus padres. Sé que los progenitores lo hacen lo mejor que saben y pueden, pero han de tener en cuenta los siguientes factores como precipitantes de una baja autoestima en sus hijos:

  • Amor condicionado a niños: “Si no sacas buenas notas en tus exámenes, no te voy a querer”.
  • La repetición constante del no: No hagas eso, no vengas tarde y otros.
  • La inconsistencia en las reglas de conducta: papa da una orden y mamá da una orden contraria. Papá no me da permiso, pero mi mamá si…
  • Regaño con alto grado de enojo, malas palabras, cólera…
  • Indiferencia de los padres: no sabe si esta enfermo, si come, por dónde anda…
  • Reglas familiares rígidas. ¡Quien viene después de las 12 no almuerza en esta casa!
  • Pérdidas importantes durante la infancia: papá, mamá y otros.
  • El abuso físico o sexual.
  • Padre o madre alcohólicos o drogadictos.
  • Padres sobreprotectores.
  • Comunicación de doble vínculo: es el mensaje con doble fondo. Una persona dice una cosa y actúa de otra forma diferente a lo que dijo. Por ejemplo pedirle al niño que no mienta, y él miente.
  • Situaciones de estrés agudo o estrés postraumático. Los elementos estresantes pueden ser causa de una baja autoestima

 

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